sábado, 6 de octubre de 2012

"LA ARQUITECTURA ES EL SEGUNDO OFICIO MÁS ANTIGUO DEL MUNDO Y SEGUIRÁ TENIENDO SU SITIO"

Con esta frase iniciaba, el arquitecto Ricardo Aroca, la conferencia inaugural del curso "Segredos da Arquitectura" de la Fundación Luis Soane.

"Yo siempre he dicho que la nuestra es la segunda profesión más antigua del mundo, y seguirá teniendo un sitio igual que la primera". Pero el sitio no se consigue a cualquier precio, porque reconoce que el que pretende llegar y triunfar "va a tener un problema de expectativas incumplidas y una decepción terrible".

Foto: Ricardo Aroca (El Ideal Gallego)

Para los jóvenes recomienda decidirse por otros ámbitos relacionados como el que dirige al pie de la obra o el que se decanta por la rehabilitación.

Y es que esta última está sirviendo como una atmósfera aislada donde tomarse un respiro cuando la crisis aprieta más. “Lo de arreglar no es de ahora, es de siempre aunque sea menos brillante para salir en las revistas”, recalca y se pone serio para confesar que lo que les quitó el derrumbe del sector de la vivienda se lo está devolviendo por otro lado.

“En los años del boom se hicieron cantidad de edificios con problemas de mala construcción por hacerlos de forma apresurada y ahora empiezan a notarse las secuelas”, afirma Aroca, que dedica parte del tiempo de su estudio a este tipo de obras menos vistosas.
Contra lo que él llama “cafeteras galácticas”, esos edificios que tienen de todo menos verdadera funcionalidad –también habla del gremio de la ingeniería, que se lanzó a copiar el estilo con “puentes disparatados y absurdos”–, antepone “la buena arquitectura, que siempre tiene que salvar barreras”. Porque la “excesiva facilidad no produce buena arquitectura”.
Esos obstáculos se materializan de muchas maneras: con la imposición de los estilos o el diseño por parte de los que corren con los gastos ya que como todo es cíclico, en contra de los antiguos literatos de vuelta de todo, “el arquitecto maldito tiene pocas posibilidades” de sobrevivir en este mundo. El otro muro son las normativas urbanísticas. “Si las cosas no se cambian se convierten en un parque temático de si mismas”.

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