Gotas de agua rebotando sobre la superficie superhidrofóbica. / J. Adam Fenster (Universidad de Rochester) |
Un metal repele de tal forma el agua que las gotas salen disparadas nada
más tocarlo. El truco está en unos patrones microscópicos dibujados en
su superficie con ayuda del láser, que generan esta propiedad
excepcional, denominada superhidrofobia.
El equipo de investigadores de la Universidad de Rochester (EEUU) que lo ha logrado crea, usando pulsos de láser, un modelo complejo de nanoestructuras para dar a los metales estas nuevas propiedades.
La ventaja principal de esta técnica es que, al cincelarse en el propio
metal, esta superhidrofobia no se borra o deteriora con facilidad, como
cuando se consigue con tratamientos químicos.
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