Este libro pretende incitar al lector a que mire la ciudad como una
entidad que expresa determinados ideales. De esta manera, cada uno de
los monumentos singulares (los edificios) se convierten en parte de un
todo. Las ciudades no se estudian aquí de un modo idéntico o de acuerdo a
un método particular. Los capítulos son tan variados como los temas,
pues no hay dos ciudades en el mundo que sean idénticas. Para comprender
mejor las similitudes y los contrastes, la mayor parte de los planos
están reproducidos a la misma escala: 1:20.000. Así se puede comparar el
tamaño de las ciudades de las antiguas Grecia y Roma con las
poblaciones medievales y con elementos conocidos como la trama de calles
de una ciudad moderna. Desgraciadamente, no es posible aplicar este
principio en todos los casos, pues las grandes metrópolis de hoy en día
son tan extensas que ningún libro podría contener las comparaciones de
éstas con ciudades de tiempos anteriores. Los edificios no se tratan
aquí como monumentos que han de verse solamente desde fuera. La
arquitectura crea espacios para que la gente viva dentro y se desplace
por ellos. Aunque la fachada es, por supuesto, una parte importante del
edificio, sólo constituye la expresión externa de algo muy complicado
que no puede entenderse antes de que hayamos percibido la relación entre
el interior y el exterior, entre la existencia humana, en torno a la
cual se ha construido el edificio y los recursos técnicos disponibles en
el momento de su construcción.
Esta edición incluye un prólogo
analítico del profesor Manuel Blanco y un epílogo del investigador José
Antonio Flores Soto sobre los dibujos del autor. Las dos últimas
aportaciones forman parte de las labores de investigación del
Departamento de Composición Arquitectónica de la Etsam , que ha
colaborado en la edición y publicación de este libro.
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