Los autores destacan el hecho de que no nos hallamos ante un panorama
artístico uniforme y homogéneo sino que está lleno de contradicciones e
influido por criterios diversos, lo cual no impide el desarrollo de una
arquitectura clásica, que entienden no como una mera traducción de lo
italiano sino como una respuesta a nuevas exigencias que culminarán en
las obras impulsadas por Felipe II. Estructuran la obra en torno a las
cuestiones de renovación e indefinición (1488-1526), tradición y
modernidad (1526-1563) y clasicismo (1564-1599); entre otros muchos
aspectos se tratan el problema del «plateresco», las obras de Carlos V,
la nueva imagen de la ciudad y El Escorial y el estilo herreriano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario