(foto: hu.wikipedia.org) |
Si han visitado Chicago, las han visto. Probablemente, han hecho algún comentario sobre ellas mientras casi se desnucan, porque las torres de Marina City no pasan desapercibidas para nadie.
Son dos bloques de hormigón de 179 metros de altura con forma de
mazorcas de maíz que en sus agujeros alojan vertiginosos coches
aparcados en las primeras 20 plantas, y terrazas con vistas en los
siguientes 45 pisos que crecen hasta el cielo. Cuando el arquitecto
chicagüense Bertrand Goldberg las construyó en 1964, eran los edificios
residenciales más altos del mundo. Hoy, estas torres custodian la parte norte del río Chicago y su silueta es fija en todos los dibujos del skyline de la ciudad del viento.
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