El documental parte de un inmenso roquedal desperdigado por la 
pradera de los Berruecos, entorno privilegiado a unos pocos kilómetros 
de Cáceres. El vuelo de una cigüeña nos traslada a su casco histórico, 
donde la historia ha coleccionado piedras de todas las épocas, y el 
tiempo las ha pulido hasta la armonía de parecer un sólo conjunto.
Todo
 está en su sitio: el arco de la Estrella, la Torre de Bujaco, la Plaza 
Mayor, la Puerta del Río, las casas de las Veletas y de los Caballos, en
 los sótanos el Algibe árabe y en los tejados las cigüeñas. Decenas de 
palacios y varias iglesias, entre las que destaca la Concatedral de 
Santa María, cuyos detalles son perceptibles gracias a una inmensa grúa. La
 cámara nos muestra el fervor cacereño, cuando una vez al año a la 
ciudad llega la Virgen de la Montaña, o la divertida parodia de lucha 
entre moros y cristianos, rememorando la reconquista de la ciudad.
El
 documental va más allá, y nos sorprende al mostrarnos, que en esta 
ciudad, hay uno de los centros de Cirugía de Mínima Invasión mejor 
considerados internacionalmente, una temprana y multitudinaria afición a
 la música, un agradable campo de golf y un activo palacio de Congresos.
 

 
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